La palabra necesaria

 Montevideo: Yauguru, 2023. 48 págs.

 

Por Miguel Avero
Brecha - 30/8/24

 

Es difícil imaginar en autores de vasta trayectoria aquel lejano momento en el que fueron promesa. Y resulta interesante, por otra parte, investigar el error o el acierto en las valoraciones de aquel primigenio entorno literario. Distinguir las proyecciones, las expectativas, las oportunas reacciones –en definitiva– ante sus primeros movimientos en el campo de la escritura.

El poeta, profesor y académico Jorge Arbeleche, con más de medio siglo de quehacer poético a cuestas, recibió una nada desdeñable atención desde sus inicios. Para apuntalar esta última afirmación basta con abrir el fascículo número 39 de Capítulo Oriental, esa gema de nuestros estudios literarios, preparado en aquella ocasión por Alejandro Paternain y titulado «Los nuevos poetas». En él se recoge una breve impresión sobre el poemario Sangre de la luz (Banda Oriental, 1968), acompañada por una fotografía del –por entonces– jovencísimo escritor. Tras una cita de Domingo Bordoli, advierte Paternain: «La misma tenuidad a que alude Bordoli puede adelgazar excesivamente la materia del poema, los instantes en sucesión, postergar una madurez, la que se requiere para desarrollar históricamente la personalidad». (1)

En estos casos, el tiempo juega a nuestro favor. La longitud de la obra de Arbeleche, la profundidad horadada por sus sucesivos poemarios nos descubren la solidez de su personalidad poética. Y Liturgia, libro que nos interesa ahora y para el que nuestra introducción se ha hecho demasiado extensa, viene a coronar –ojalá no de manera definitiva– un corpus amplio y refinado en el mapa de nuestras letras.

Liturgia, palabra que en su sentido religioso se asocia con lo ceremonial, es en cierta medida una celebración del tiempo, de los instantes grabados y de los largos períodos que se hunden en la oscuridad. De lo efímero y de lo trascendental, de lo mundano y lo sagrado: «Estoy en el umbral de la vejez profunda./ El milagro del día resplandece. Lo miro/ fijo para recordarlo intacto. Me llevo/ el enigma perpetuo de los bosques».

Desde los versos de «Tránsito», poema que da apertura al libro, Arbeleche nos devuelve a un territorio conocido de su escritura, a saber, la casa, escenario recurrente (observado tempranamente, entre otros, por Luis Bravo: «El elemento casa se torna espacio feliz o espacio vivido» (2) que aquí retoma centralidad: «Busqué mi casa./ No la encontré, llegué a mi calle/ donde estaba mi casa, mi calle mi casa/ estaban donde antes buscara la calle con la casa». El citado ejercicio de búsqueda, por supuesto que de connotaciones filosóficas, puede ser entendido también como un buceo del poeta en su propia obra, al tiempo que prolonga su ligazón temática. En este sentido, cabe destacar el equilibrio y la coherencia sostenidos por el autor a lo largo de tantos libros.

La evocación del pasado contamina múltiples poemas, pero, en ocasiones, lo que varía es la manera en la que el sujeto lírico se para frente a la memoria. Hay en la poesía de Arbeleche una tendencia a la melancolía, pero también un intento de ajuste, un sopesar los peligros del abuso de recordar. Es así que observamos, en el bello «Episodio», una sugerente recomendación: «No quiebres la frontera del recuerdo. Permanece/ de este lado, firme tu mano y firme el vaso,/ sin derramar lágrima ni gota./ No tientes el abismo. Respeta la memoria».

Memoria y olvido, luz y sombra, palabra y silencio. Arbeleche parece meditar sobre la persistencia de estos contrarios en los 19 poemas que conforman Liturgia, quizás como un intento de síntesis que sabe de antemano fallido porque 50 años de poesía no son suficientes para acceder a todas las respuestas, pero sí para decir la única palabra necesaria e insinuar –para el lector atento– un listado de preguntas esenciales.

  1. 1. «Los nuevos poetas», Capítulo Oriental, 1969, n.º 39, pág. 621.
  2. 2. Bravo, Luis. Voz y palabra: historia transversal de la poesía uruguaya 1950-1973, Estuario Editora, Montevideo, 2012.

 

Fuente: Brecha/ Uruguay

Viernes 30 de Agosto de 2024
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