Por Jorge Pignataro
7 de julio de 2024

 

Se cumplió un año más del fallecimiento de una de las más grandes poetas uruguayas: Delmira Agustini, nacida en Montevideo el 24 de octubre de 1886, fue asesinada por su ex esposo, Enrique Job Reyes, el 6 de julio de 1914, es decir, antes de llegar a los 28 años.

Sin dudas que si de poetas mujeres hablamos, el Uruguay logra un destaque importantísimo con las obras de Delmira, Juana de Ibarbourou, Marosa di Giorgio, Idea Vilariño, Ida Vitale…

Pero fue Delmira quien de alguna manera abrió al camino, y lo hizo en un tiempo -el entorno de la emblemática «Generación del 900»-, difícil para la incursión de la mujer en todo ámbito de la vida pública, también el de la literatura. 

Desde niña se sintió atraída por el arte y demostró sus notables condiciones. Estudió piano y pintura, además de ser una voraz lectora de poesía.

Fue cuando tenía dieciséis años que empezaron a aparecer textos suyos -poemas y relatos- en periódicos y revistas. Vendría posteriormente el tiempo de publicar libros. Así es que publicó tres libros, los tres de poemas: 

•  «El libro blanco» (1907) 
•  «Cantos de la mañana» (1910)  
•  «Los cálices vacíos» (1913). 

Luego de su fallecimiento aparecieron publicados algunos otros, con recopilaciones de estos y el agregado de textos que habían quedado dispersos. 

En Montevideo existe un espacio dedicado a ella -y a todas las víctimas de la violencia de género- ubicado en la calle Andes 1206, donde fue asesinada. Es una obra del artista Martín Sastre y fue inaugurado en 2014, al cumplirse 100 años del femicidio de la poeta.  En Salto, desde 1998 se denomina Delmira Agustini una calle de barrio Salto Nuevo (antes denominada «12 metros»), ubicada entre Orestes Lanza y la diagonal Camilo Williams.

EL INTRUSO

Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu forma fue una mancha de luz y de blancura.

Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;

me encantó tu descaro y adoré tu locura.
¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si tú duermes, duermo como un perro a tus plantas!

¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura;
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!

(De El libro blanco, 1907)

 

Fuente: Diario el Pueblo digital/ Salto / Uruguay

 

Lunes 8 de Julio de 2024
Ministerio de Educación y Cultura