BOLETÍN DE TESEO
(1923 - 1925) (*)
En julio de 1923, José Cúneo, Bernabé Michelena, Carmelo de Arzadum, Alberto Zum Felde, Justino Zavala Muniz, Emilio Oribe, Enrique Dieste, Juan Parra del Riego, Enrique Casaravilla Lemos y Eduardo Dieste, entre otros –a los que mucho después se les consideraría integrantes de la llamada Generación posmodernista- labraron el acta fundamental del movimiento Teseo en el café Tupí Nambá. De esta agrupación -AAEU (Agrupación de Artistas y Escritores Uruguayos)- cuyo propósito era ‘presentar los valores y tendencias del Arte y Pensamiento', surgieron el Boletín de Teseo y un sello editorial afín. Pese a que se han conservado pocas actas de las sesiones del grupo, se sabe de su particular interés por las realidades sociales del mundo, por ejemplo, el caso Sacco y Vanzetti. Asimismo, la solidaridad expuesta con Miguel de Unamuno cuando era perseguido por la dictadura militar.
El Boletín se publicó hasta 1925 (solo diez números), bajo la orientación y dirección de Eduardo Dieste (1881–1954; ensayista, narrador, dramaturgo, traductor, docente, cónsul en varios países ), promotor principal del grupo e importante impulsor de la plástica en Uruguay. Su sólida formación intelectual provenía primordialmente de la cultura francesa. En el primer número de la revista básicamente se expone el programa que se proponía atender. A juicio de sus iniciadores, el rey griego Teseo - ‘el que funda' en griego antiguo-, representaba la ‘Razón, Belleza y Realidad'. Constituía el símbolo bajo el cual armonizar los valores helénicos y cristianos con un ‘Arte Nacional', en incipiente construcción identitaria. Desde sus páginas, Dieste sostiene que un arte nacional es necesario y posible, aun al estar ‘exentos de caracteres salientes de raza y tradición'. En una primera etapa, al agotarse gradualmente el movimiento modernista, muchos de nuestros creadores adoptaron miradas americanistas. En el número 7, Alberto Zum Felde presenta Principios de una Cultura Americana, que surgirá, a su entender, como algo nuevo, con rasgos propios, a partir de la conjunción de una vertiente histórica – española, dionisíaca- con la vertiente cultural –francesa, apolínea-.
A la lista de los fundadores se sumaron otras figuras –por ejemplo, Carlos Vaz Ferreira, Carlos Reyles-, bajo la categoría de ‘inscriptos'. Esta agrupación fue el primer intento de dar forma institucional a un campo cultural –el de todas las artes- que se encontraba todavía disperso, y hacerlo de un modo independiente del Estado. Esa independencia estaba sintetizada en su lema: Libertad de espíritu. Dibujantes y xilógrafos, como Adolfo Pastor (1898–1983) y Federico Lanau (1891–1929), propiciaron la consolidación de esa comunidad de intelectuales mediante viñetas e ilustraciones que caracterizaron la publicación.
En la Revista de la Biblioteca Nacional (Nº 14, Montevideo, marzo 1976), se publicó un índice analítico de los primeros ocho números de la revista.
Es interesante observar la imagen que encabeza el Boletín de Teseo.
Ella corresponde a una de las esculturas del frontón este del Partenón. El conjunto escultórico se habría realizado bajo la dirección de Fidias. No hay, sin embargo, unanimidad sobre la identidad de muchas de las figuras de los frontones. Actualmente, el Museo Británico sigue la opinión del reconocido especialista John Boardman que identifica ésta, en particular, con Dionisios.
E.W.
(*) FUENTES CONSULTADAS:
- Real de Azúa, C. (1964). Antología del ensayo uruguayo contemporáneo, Montevideo, Universidad de la República.
- International Center for the Arts of the Americas at the Museum of Fine Arts, Houston. Boletín de Teseo. Recuperado el 09/03/2023 del sitio: https://icaa.mfah.org/s/es/item/1182637#?c=&m=&s=&cv=&xywh=-1673%2C0%2C5895%2C3299
- Miras, S. (2018). El ensayo en la generación uruguaya del Centenario. Artes del Ensayo. Núm. 2, pp. 157-172. Recuperado el 09/03/2023 del sitio: https://raco.cat/index.php/artesdelensayo/article/view/10.31009-ae.i18.03/430801