Lingüistas, correctoras de estilo, docentes y la Academia Nacional de Letras hablan sobre la decisión de la RAE de dejar “a juicio del que escribe” la posibilidad de tildar o no el adverbio “solo” (o sólo).
Diccionario de la RAE / Foto: Real Academia Española
Por Lorena Zeballos Báez
Diario El País/Uruguay
09/03/2023
Marzo comenzó con el debate menos pensado. En plenario, la Real Academia Española (RAE) acordó dejar “a juicio del que escribe” la posibilidad de poner tilde, en caso de ambigüedad, al adverbio solo, a los pronombres demostrativos este, ese y aquel y sus correspondientes femeninos. Cabe recordar que la institución recomendó eliminarlo en el año 2010, ¿pero realmente se fue alguna vez ese acento de estas palabras?
En la Ortografía de 2010, la RAE acotó que a partir de ese momento, la palabra solo, cuando es adverbio y equivale a solamente, ya no llevaría tilde. ¿Por qué? Porque, en principio, su uso para diferenciarlo del solo adjetivo (Ej.: No me gusta estar solo) no estaba justificado.
“A partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, la de no tildar nunca estas palabras”, agregaba la Ortografía y cerraba con que “posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo”. Punto. Fue así que desde ese momento aplicamos como norma una recomendación y dejamos a todos los solo sin tilde.
Volvamos al 2 de marzo de 2023. En era de redes sociales y consultas urgentes, la prensa internacional se hizo eco rápidamente de la modificación de la norma y advirtió que la RAE le “devolvió” el tilde a solo. Un usuario de Twitter consultó a la cuenta oficial de la Academia si esto estaba chequeado y si podía “celebrar”.
“Lo aprobado en el pleno del 2 de marzo no modifica la doctrina de la Ortografía de 2010. Incluso la expresa de forma más clara: 1. Se mantiene la obligatoriedad de no tildar el adverbio «solo» y los pronombres demostrativos cuando no exista riesgo de ambigüedad”, apuntó la Academia y agregó: “Al introducir ‘a juicio del que escribe', no se añade nada nuevo. Es siempre el que escribe quien valora si existe o no ambigüedad”.
Y así, en tres tuits, comenzó una batalla interna de la institución máxima de la lengua española. El afamado escritor español Arturo Pérez-Reverte, integrante de la RAE, aprovechó la misma red social para apuntar directamente contra el “académico anti-tildista” que maneja la institución que “está dando información sesgada e inexacta”. Salvador Gutiérrez Ordóñez, académico y director de la Ortografía de la lengua española y del Diccionario panhispánico de dudas, fue tajante: “No ha cambiado la norma, sino que se ha aprobado una redacción más clara”.
Sólo, solo y una cuestión que traspasa la ortografía
El escritor y periodista español Álex Grijelmo escribía en 2015 una columna de opinión en El País de Madrid titulada “La tilde sentimental” donde daba la razón a la Academia en su fundamentación de que “el contexto lo aclara todo”. “Sin embargo, quienes hemos nacido con esas tildes forzaremos cualquier argumento para defenderlas. (…) Los ánimos se enfriarán cuando todos los hispanohablantes hayan nacido con la nueva ortografía ya en vigor; cuando ya nadie pueda mantener con esa tilde una relación sentimental”.
Y puede que la discusión en marzo de 2023 siga siendo más sentimental que ortográfica.
“Las noticias que tienen que ver con cuestiones de normativa muchas veces son equívocas. Recuerdo hace años, cuando el diccionario salía en papel, se actualizaba cada tantos años. Había salido una noticia que decía ‘ahora harmonía se escribe con h'. Y en realidad siempre se había podido escribir de las dos formas; había una forma arcaica y una moderna. Nunca había sido un error escribir la palabra con h ni ahora era obligatorio escribirla así. Allí había una mala interpretación”, explicó a El País la correctora, editora y docente María Cristina Dutto.
Dutto detalló que a lo largo de los años tanto la Ortografía como el Diccionario Panhispánico de Dudas han plasmado “matices reales de significado” que justificarían el uso del tilde. “Tal vez yo podría pensar que fue un error quitar esos tildes si los hispanohablantes los habían incorporado y los ayudaba. ¿Para qué empezaron el proceso de sacarlos? Siempre volver atrás es más costoso”.
“La ortografía es una convención. Alguien la tiene que definir porque la idea es que sea igual para todos. Me parece que no puede ser una norma tan sofisticada como ‘si el hablante percibe riesgo de ambigüedad'; eso es extremadamente elitista. ¿Cuántos hablantes tienen un dominio de la escritura suficiente para percibir la ambigüedad? ¿Un niño de tercero de escuela puede percibir la ambigüedad? Hace lo mejor que puede... La ortografía tiene que ser democrática, una convención para entenderse mejor y tiene que ser lo más sencilla. Saquen el tilde o pongan el tilde pero apliquen normas fáciles de aplicar por todos”, agregó la docente y coautora del libro Palabras más, palabras menos: herramientas para una escritura eficaz.
“Solo sé que no se pone el tilde a solo”
Inés Nogueiras, periodista, docente del Taller de Escritura en la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y editora técnica de revistas científicas, reforzó la idea de que el tilde “haya vuelto” fue un error de comprensión. “Desde la Ortografía de 2010 siempre, ante riesgo de ambigüedad, se podía poner tilde, pero no quedaba claro quién determinaba la ambigüedad”.
A nivel personal, la docente reconoció que sintió alivio cuando la Academia recomendó dejar de usar tilde en solo. “Nunca me sentí muy emocionalmente ligada al tilde diacrítico de solo. Entonces cuando en 2010 dijeron que no se tildara más, sentí que simplificaba. Sobre todo para mis alumnos, porque es una regla menos para aprender o recordar”.
“El titular repercutió mucho porque hay mucha gente muy emocionalmente apegada al tilde de sólo, pero en los hechos no cambió nada y sigue siendo la gente la que decide cuándo acentuar”, agregó. “Solo sé que no se pone tilde a solo”, cerró con picardía.
La Academia Nacional de Letras y su participación en la Ortografía
“No hay ningún retorno”. Así de simple lo resumió en diálogo con El País Virginia Bertolotti, secretaria académica de la Academia Nacional de Letras. “Hay una norma puesta en la Ortografía de 2010 que no fue modificada en lo esencial, no hay un retorno, sino titulares de prensa que llevaron a pensar que hubo algún tipo de cambio”, aseveró.
¿Hay una postura de la Academia Nacional frente a las modificaciones que hace la RAE? La respuesta involucra diferentes consideraciones. “Por un lado hay que saber cómo se hacen las obras académicas y por otro sobre qué cosas habla la Academia Nacional de Letras”, especificó Bertolotti.
Así, algunas obras, denominadas Obras RAE-ASALE, tienen un contenido “más o menos consensuado por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), conformada por las diferentes academias de los países hispanoamericanos, la ecuato-guineana y la filipina”.
En el caso de la Ortografía de 2010, una obra con estas características, cuando se hizo la propuesta de quitar el tilde a solo, hubo una discusión en cada una de las academias que integran la ASALE. En la Academia uruguaya se debatió sobre este y otros temas entre 2008 y 2009.
“Como cualquier obra en la cual hay 22 opiniones, algunas opiniones son retomadas y otras no. Con respecto a este punto en particular, sobre el tilde en la palabra solo, la opinión de la Academia en su momento coincidía con lo que finalmente resultó”, explicó Bertolotti.
En estas obras académicas, siempre las discusiones se hacen sobre la base de una propuesta presentada por un ponente. “En este caso el ponente de la modificación fue Salvador Gutiérrez Ordóñez. Sobre eso todas las academias opinaron. con respecto a este punto la Academia Nacional de Letras estuvo a favor de la simplificación ortográfica actual”.
“Si se fuera a hacer una modificación a esta Ortografía, tampoco es una potestad solo de la RAE sino que debe pasar por el mismo proceso de discusión. Ahora lo que sucedió fue una discusión en el plenario de la RAE y se reafirmó lo que ya estaba escrito”, agregó la lingüista.
A nivel personal, “solo no es un tema”. “Dentro del conjunto de cuestiones que implican la comunicación lingüística, la ortografía es una de las más superficiales. La sobredimensionamos porque dominarla es una cuestión identificada a ser una persona culta. Pero no tenemos la perspectiva histórica de que la estabilización de la ortografía del español es bastante reciente”.
Fuente: Diario El País /Uruguay