JUAN ZORRILLA DE SAN MARTÍN
(28/12/1855 - 03/11/1931) (*)
Poeta, orador, periodista, historiador, ensayista, abogado, legislador, diplomático, profesor . Los Zorrilla de San Martin fueron hidalgos del Valle de Soba, en Santander. Su escudo heráldico del linaje, esculpido en piedra de la montaña, con la divisa: "Velar se debe la vida de tal suerte que viva quede en la muerte", fue donado por Alfonso XIII al poeta en 1929. Llegaron a Montevideo por el año 1831, y aquí nace el poeta, de madre uruguaya, de antigua familia colonial. Fue bautizado en la Iglesia Matriz. Al año y medio su madre muere, presumiblemente de fiebre amarilla, quedando a cargo de su abuela materna y tíos. Su infancia estuvo llena de los relatos del padre, quien fue ayudante de Manuel Lavalleja y hombre profundamente religioso. Fue él quien le enseñó los primeros versos del Romancero y del Parnaso clásico español. Junto a su hermano Alejandro cursó sus estudios primarios en Santa Fe, Argentina, con los padres Jesuitas, y allí también terminó sus estudios secundarios, en el Colegio de la Inmaculada Concepción, con un breve pasaje por el Colegio de los padres Bayoneses en Montevideo. Realizó sus estudios universitarios de abogacía en Chile, donde se doctoró en 1877. En ese país aparece su primer libro Notas de un Himno, dedicado a su padre, de rimas becquerianas, algunos de cuyos poemas habían sido publicados en el diario El Siglo. Esta obra incluye El Ángel de los charrúas en cuyos versos se inspiraría Blanes para su cuadro homónimo. Se vinculó a la juventud católica de la revista “Estrella de Chile”. En ese círculo y en actos de beneficencia mostró sus dotes de recitador. Probablemente, para ese prolongado alejamiento de nuestra tierra determinado por sus familiares, haya influido el ambiente liberal, racionalista y anticlerical que existía en el país, representado por ejemplo en el Ateneo de Montevideo. De regreso a Uruguay en 1878 –época de Latorre, de cuya esposa era sobrino- se desempeñó como Juez letrado de lo Civil. F undó el Club Católico, desde el cual se enfrentó a los miembros del Ateneo, y el diario “El Bien Público” –de opinión católica- con la asistencia de Monseñor Soler, su amigo y consejero. Con motivo de la inauguración del monumento a la Independencia en La Florida –del escultor italiano Juan Ferrari- el 19 de mayo de 1879, hubo un concurso de composiciones poéticas. El ganador Aurelio Berro quiso colocar su medalla de oro a Zorrilla, luego de que este recitara La Leyenda Patria ante unos cinco mil asistentes al acto que lo aclamaron. La obra, creada en ocho jornadas, no había podido ser tenida en cuenta por excederse en la extensión establecida. El jurado -presidido por Magariños Cervantes, quien había instado a Zorrilla a presentarse- autorizó su lectura en público dada su calidad lírica y una gestión de Latorre. A lo largo de más de cuarenta años el poema tuvo por lo menos siete textos diferentes, hasta su versión ‘final' al morir el poeta. Esa instancia en La Florida lo consagró como el ‘Poeta de la Patria' . Su oposición al gobierno se acentuó en el gobierno de Santos con la sanción de la ley de matrimonio civil obligatorio, la ley de conventos, etc. Fue perseguido por su actividad política y periodística. Debido a una orden judicial de prisión, en la que se incluían otros periodistas, se asiló en la Legación de Brasil, para luego emigrar a Buenos Aires. Alegando este suceso se lo destituyó de la Cátedra de Literatura de la Universidad. Ese mismo año de 1885 fue designado por la Real Academia Española como Correspondiente Extranjero. En virtud de lo anterior la RAE le solicitó a Zorrilla que sugiriera nombres para conformar una academia de lengua en nuestro país. Fue elegido director de la misma, mucho más tarde, al instalarse en 1923. Esta institución, si bien no tuvo una mayor actividad, resultó el antecedente de la actual Academia Nacional de Letras (1943). Integró en Buenos Aires el Comité que organizó la fracasada Revolución del Quebracho contra Santos, en marzo de 1886. También en 1886, luego de nueve años de trabajo, surge el controvertido, pero muy popular, Tabaré –que Zorrilla calificó de epopeya- de neto estilo romántico. La obra fue terminada en Argentina, y su primera edición se imprimió en París. El poema tuvo numerosas traducciones a otros idiomas. Los más de 4500 versos los compuso sobre los lineamientos de un drama que había escrito en Chile en 1876, basado en una leyenda sobre tribus araucanas que había escuchado a un sacerdote jesuita. Numerosas personalidades mundiales elogiaron la composición; Anatole France expresó: ‘Juan Zorrilla de San Martín es hoy, para la América del Sud, lo que Longfellow para la del Norte'. Paralelamente se le han hecho varias observaciones; entre otros reparos se le ha negado una sustancia épica, se ha discutido su probabilidad histórica y la verosimilitud sicológica del personaje. Ya de regreso a Montevideo ejerció el cargo de diputado en el período 1888-1891, en la presidencia de Tajes. En 1891, y por siete años, fue Ministro Plenipotenciario en España, Portugal, Francia y el Vaticano –promoviendo la creación del Arzobispado de Montevideo que ocuparía Mariano Soler y los obispados de Salto y Melo-. En 1892 disertó en el Ateneo de Madrid sobre el descubrimiento y la conquista del Río de la Plata, lo que determinó que fuera designado miembro de la Real Academia de la Historia. Ese mismo año fue el orador en representación de las repúblicas americanas del ‘Mensaje de América', en el 4to Centenario del descubrimiento del continente, en la explanada del Monasterio de La Rábida. El Embajador argentino Miguel Cané era el elegido para ese acto, pero le cedió su lugar por considerarlo más apto para ello. Un discurso que declamó con fervor católico y orgullo del origen hispánico. ‘El Correo de París' escribió:
‘Aquello fue un triunfo: el nombre del Uruguay estaba en todas las bocas, en muchas de ellas por vez primera: Zorrilla de San Martín había descubierto al Uruguay para muchos europeos'.
Esta ceremonia se desarrolló mientras se organizaba en América el frente patriótico para la liberación de Cuba del dominio español. En 1897 se le declaró cesante en el gobierno de Cuestas, sin proporcionársele siquiera los recursos necesarios para hacer su viaje de regreso al país. Sobre el fin del siglo, en época de Reus, perdió buena parte de la fortuna que había atesorado. Sus dotes de orador se aprecian en la recopilación de Conferencias y Discursos de 1905. En 1910 apareció La Epopeya de Artigas, ensayo que le encargara el gobierno del Dr. Williman para ilustrar a los escultores que competirían en el concurso por el monumento de la Plaza Independencia, y cuyo discurso inaugural pronunció el poeta el 28 de febrero de 1923. Para escribir el texto se nutrió de numerosas fuentes documentales: De María, Bauzá, Ramírez, Maeso, Eduardo Acevedo, Lorenzo Barbagelata, etc. Zum Felde, al tiempo que lo consideró de extensión excesiva, destacó su eficacia exegética. Carlos María Herrera se inspiró en este ensayo para su cuadro Artigas en la meseta. Al núcleo central de su poesía, que se cierra con Maris Stella, siguió la prosa. Escribió, entre otros títulos: Resonancias del Camino, Huerto Cerrado, El Sermón de la Paz y El Libro de Ruth. Zorrilla representó al país, junto a Rodó, en 1910 en las fiestas por el Centenario de Chile. Hizo uso de la palabra en la inauguración del Obelisco por La Batalla de Las Piedras en 1911. Fue enviado a la Conferencia de Jurisconsultos de Río de Janeiro y como Miembro del Tribunal Permanente de La Haya por los años de 1912 y 1913, así como Embajador Extraordinario ante Paraguay en 1915 y 1920. Participó de la fundación del partido católico Unión Cívica al cual representó al integrar la Convención Nacional Constituyente de 1916. Fue además, profesor de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho y de Teoría del Arte en la Facultad de Matemáticas. El Presidente Batlle y Ordóñez –de quien fuera amigo a pesar de sus diferencias religiosas- lo nombró delegado del gobierno en el Banco de la República, cargo que ocupó hasta su muerte. En representación del Presidente Brum pronunció un discurso ante el pórtico de la Universidad al repatriarse los restos de J.E. Rodó en febrero de 1920. En 1923 se constituyó la Comisión que patrocinaba su candidatura para el Premio Nobel de Literatura. En agosto de 1925 el gobierno del Ing. Serrato organizó un gran acto oficial y popular en su homenaje, junto a la estatua de Artigas. Ese mismo año se estrenó en función de gala en el Teatro Colón de Buenos Aires una de las varias óperas Tabaré que se han compuesto –la de Alfredo Schiuma- con motivo de los homenajes del Centenario de la Independencia de Bolivia. Por iniciativa del Banco República, y en el marco de la celebración del centenario de la Jura de la Constitución, se publicaron sus Obras Completas en dieciséis tomos. Falleció en Montevideo, próximo a los 76 años, y recibió los máximos honores al pie del monumento a Artigas en la Plaza Independencia. Posteriormente fue trasladado al Panteón Nacional. Su hijo, Juan Luis, vació en yeso su mascarilla. Asimismo creó la escultura de su padre que se ubica en la rambla de Punta Carretas, frente a la casa museo que es monumento nacional. Entre las distinciones que recibió Zorrilla se pueden mencionar: Caballero de la Orden Pontificia de San Silvestre, nombrado por el Papa León XIII, Gran Oficial de la Legión de Honor, Gran Cruz de Isabel la Católica, y Condecoración de la Orden de Carlos III.
Se casó con Elvira Blanco y al fallecer a los 31 años, contrajo matrimonio con su hermana Concepción, nietas del constituyente Juan Benito Blanco e hijas de Juan Ildefonso Blanco, autor del dibujo de la bandera nacional de 1829. Tuvo numerosa descendencia.
El Sillón Juan Zorrilla de San Martín es uno de los diecinueve sillones académicos de la Academia Nacional de Letras del Uruguay, que actualmente ocupa el Académico Rafael Courtoisie.
(*) FUENTES CONSULTADAS:
- Nuevo Diccionario de Literatura Uruguaya 2001. Montevideo. Alberto Oreggioni - Ediciones Banda Oriental.
- Bordoli, D. L. (1961) Vida de Juan Zorrilla de San Martín. Montevideo.
- Montero Bustamante, R. (1962) Prólogo a “Tabaré” (2ª ed.). Montevideo. Mosca Hnos. S.A. Editores.
- Quesada, E. (1989) Juan Zorrilla de San Martín. Suplemento Literatura Uruguaya 3 – Diario La Mañana.
- Prof. Pérez Santarcieri, M. E. (2011) Desde 1811. Montevideo. Aguaclara editorial.