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Español del Uruguay
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La Academia Nacional de Letras es una institución pública sin fines de lucro con personería jurídica que goza de total autonomía para cumplir sus fines fundamentales: velar por la conservación y el enriquecimiento de la lengua española en el Uruguay, así como contribuir, en lo pertinente, al desarrollo y a la difusión de la cultura nacional.
A tales efectos, la Academia tiene como cometidos prioritarios y permanentes:
a) Procurar y fomentar el uso adecuado de la lengua.
b) Contribuir a la definición de políticas lingüísticas nacionales.
c) Realizar y fomentar investigaciones idiomáticas, en particular, estudios léxicos y gramaticales relativos tanto al español general como al español del Uruguay.
d) Estimular y difundir la creación y la investigación literarias en todas sus manifestaciones.
e) Asesorar a los organismos públicos o privados y a los particulares que soliciten su dictamen en aquellos temas que son de su competencia.
f) Colaborar con el sistema educativo nacional.
g) Mantener estrecha vinculación con la Real Academia Española, con las demás Corporaciones que integran la Asociación de Academias de la Lengua Española y con su Comisión Permanente.
Los cometidos de la Academia se cumplen por el Plenario, constituido por los Miembros de Número. Salvo los casos de competencia atribuidas expresamente al Presidente, todos los asuntos deben ser resueltos por el Plenario.
La Academia está constituida por:
a) Académicos de honor
b) Académicos de número
c) Académicos eméritos
d) Académicos correspondientes
e) Investigadores asociados
Los Académicos de Número o titulares son diecinueve y constituyen el órgano directivo permanente de la Academia. Cada Académico ocupa un sillón de los diecinueve que llevan el nombre de autores clásicos uruguayos o de personalidades de la cultura nacional.
Para ser académico de número se requiere:
a) Ser ciudadano uruguayo, natural o legal (artículo 73 de la Constitución), haber cumplido treinta años y residir en el Uruguay.
b) Haberse distinguido por su labor cultural, preferentemente en el área de la literatura o en investigaciones y estudios idiomáticos.
Los académicos son vitalicios y desempeñan sus tareas honorariamente.
El patrimonio de la Academia está constituido por la asignación que se le concede en el Presupuesto Nacional, así como por otros aportes del Estado y por donaciones de particulares.
La Academia está facultada para administrar su patrimonio, designar colaboradores y organizar sus dependencias, estableciendo para ello las normativas del caso.
Asimismo, la Academia dispone de sus recursos humanos y materiales, aplicándolos a la investigación y demás tareas que le son propias, a la adquisición y conservación de bienes, a la edición de obras, a la adjudicación de premios y a la retribución de trabajos.
La Academia Nacional de Letras y las demás academias del mundo hispánico constituyen la Asociación de Academias de la Lengua Española, que es un organismo internacional reconocido por las Naciones Unidas.