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REVISTA LA CRUZ DEL SUR (1924 - 1931)
Martes 5 de noviembre de 2024

REVISTA LA CRUZ DEL SUR (1924 - 1931)


Álvaro Guillot Muñoz en la Section française de la revista La Cruz del Sur n. 9 (dic. 1925).

 

 

REVISTA LA CRUZ DEL SUR
(1924 - 1931) (*)


A partir del inicio de la década del veinte se produjo gradualmente un cambio en el ámbito cultural, con una mayor presencia de revistas y periódicos literarios en los cuales se expresaron diversos grupos intelectuales. Hasta ese momento no abundaban en nuestro país los cenáculos, ni las revistas, más allá de un grupo de artistas, mayormente pintores, agrupados en las mesas del Tupí- Nambá, en el movimiento  Teseo. Al morir en 1956, Gervasio Guillot Muñoz tenía en preparación un trabajo sobre los diferentes cenáculos que había conocido: Historia de los cenáculos montevideanos de 1923 a 1933 (Un decenio de vida literaria). En él identificaba a Jaime L. Morenza, Eduardo Dieste, Justino Zavala Muniz, Emilio Frugoni y Alberto Lasplaces como intelectuales relevantes que dominaban la discusión política en la prensa y en las tertulias.

Guillot incluía, además, dentro del universo de polemistas políticos, al historiador Eugenio Petit Muñoz, al ensayista comunista Jesualdo, al historiador también comunista Lincoln Machado Ribas, y a sí mismo junto con su hermano Álvaro. En ese marco surgió la revista La Cruz del Sur, que reunió a numerosos jóvenes intelectuales: Fernán Silva Valdés, Emilio Frugoni, Juana de Ibarbourou, Justino Zavala Muniz, Enrique Casaravilla Lemos, Emilio Oribe, José Pedro Bellán, lldefonso Pereda Valdés, Pedro Leandro Ipuche, Parra del Riego, Alfredo Mario Ferreiro, Humberto Zarrilli, entre otros. El propio Julio J. Casal participó en sus páginas, como demostración del buen vínculo que existía entre La Cruz del Sur y la muy prestigiosa Alfar, de la cual fuera su promotor. Una de las consecuencias de la primera guerra mundial en Europa había sido el quiebre en la hegemonía del racionalismo propio de la Belle Epoque, lo que abonó la aparición de las vanguardias.

Según la visión predominante, el avance de las vanguardias en Uruguay ocurrió de modo contenido, poco estridente y escasamente beligerante. Otras opiniones matizan este último aserto. En paralelo a lo que tenía lugar en el campo intelectual uruguayo, se sucedían importantes logros y transformaciones con el reformismo batllista. Mucho se ha debatido sobre cuánto incidió ese panorama político y social – y en particular el rol del Estado en las áreas culturales- en la velocidad del desarrollo de los nuevos paradigmas. En cualquier caso, además de La Cruz del Sur, otras revistas promovieron esos movimientos, por ejemplo: Los Nuevos (1919-1920), Alfar (1923-1954), La Pluma (1927- 1931), Cartel (1929-1931).

La Cruz del Sur apareció hace 100 años, a mediados de 1924, como revista de arte e ideas, para pasar más tarde a ser de ‘arte y letras'. Tuvo casi siete años de existencia, con 34 números publicados. Su primer número se iniciaba, significativamente, con un reportaje a Fernán Silva Valdés, uno de los más notorios integrantes del nativismo. La Cruz del Sur expuso una clara orientación democrática, antifascista, con prevalencia de colaboradores uruguayos y sin una manifestación inicial de propósitos. Su enunciado ‘Nuestro programa es nuestra obra' daba cuenta de que no nacía como expresión de un círculo o grupo dado, ni para imponer un credo artístico determinado. No obstante, su fundador Alberto Lasplaces (1887-1950) – crítico, poeta, narrador, dramaturgo y educador – impulsaba claramente las búsquedas rupturistas que se abrían paso en esas primeras décadas del siglo XX.

Estas consistían esencialmente en dos líneas o tendencias que se alejaban del modernismo finisecular que se agotaba. En esos términos lo planteaba Gervasio Guillot Muñoz en el editorial del N º14 (octubre, 1926). Es decir, el nativismo, por un lado, y por otro un vanguardismo más europeizado, cosmopolita, moderno y urbano  que, con sus  enfrentamientos  e hibridaciones, conformarían el vanguardismo uruguayo.

Lasplaces contaba con antecedentes en el campo periodístico como colaborador de revistas y diarios. Además, había ocupado la secretaría de redacción de las revistas Bohemia y La Semana. En 1925, tras un breve intervalo por razones de salud de Lasplaces, la revista resurgió con más páginas y una mejor edición. Es en ese momento que los hermanos gemelos Álvaro y Gervasio Guillot Muñoz incorporaron a su contenido una sección francesa, redactada en ese idioma y sin traducción al español, de la que serían partícipes incluso algunos escritores franceses. Ya en 1926, los Guillot Muñoz ocuparon la dirección literaria de la revista junto a Jaime Morenza, ensayista gallego, marxista, de posición antiimperialista. Con ellos en ese cargo la revista pasó a tener un perfil más combativo en el terreno de las disputas estéticas. A su vez, atendió aspectos sociales y hasta económicos difundiendo por ejemplo las ideas del peruano José Carlos Mariátegui – escritor, político y filósofo- del cual Morenza fue temprano lector en Uruguay. Los hermanos Guillot Muñoz habían nacido en Montevideo en 1897.

Fueron ensayistas, críticos, poetas y, de origen colorado, abandonaron el país por razones políticas durante el régimen de Gabriel Terra. De su autoría en común, y en francés, son las obras Lautréamont & Laforgue – en el que confirmaron de modo incontrovertible el nacimiento montevideano del primero, a partir de la documentación bautismal encontrada en la Catedral de Montevideo - y La leyenda de Lautréamont, de gran significación para el conocimiento de estos poetas. Conjuntamente escribieron, además, una extensa crónica tras la visita de Le Corbusier a Montevideo en 1929, publicada en La Cruz del Sur, con comentarios muy críticos del arquitecto francés sobre el Palacio Salvo. En una faceta complementaria, La Cruz del Sur dio lugar a la editorial homónima, con títulos como el El hombre que se comió un autobús; Raza Ciega de Francisco Espínola; Misaine sur l' estuaire de Gervasio Guillot Muñoz; La guitarra de los negros y Cinq poèmes négres de Ildefonso Pereda Valdés. Es interesante anotar que la publicación en francés  no se veía como dependencia colonialista sino como  proyección “universal” de un tema local; por ejemplo, el de la negritud sureña.

 

(*) FUENTES CONSULTADAS:

- Lasplaces, A. Historia de La Cruz del Sur. Originalmente publicado por La Gaceta literaria de Madrid (1/6/1929), n.º 59, p. 5 y reproducido en “La Cruz del Sur, Nº 24. Montevideo.

- Martínez Moreno, C. (1969). Las vanguardias literarias, de la colección Enciclopedia uruguaya, N° 47.

- Nuevo Diccionario de Literatura Uruguaya 2001. Montevideo. Alberto Oreggioni-Ediciones Banda Oriental.

- Aínsa, F. Uruguay: La vanguardia institucionalizada, en A través de la vanguardia hispanoamericana, Edición de Manuel Fuentes y Paco Tovar. Universitat Rovira i Virgili. España, 2012. 49-60.

- Myers, J. (2015). El anhelo de ser cosmópolis: la arena cultural montevideana 1917-1933. Centro de Historia Intelectual, UNQ/CONICET. Recuperado el 12/02/2022 de https://www.academia.edu/47717107/Myers_2015_Arenas_culturales_II_BIS_El_ anhelo_de_ser_cosm%C3%B3polis_Montevideo_arena_cultural. Integra un capítulo de: Adrián Gorelik - Fernanda Arêas Peixoto (Comps.) Ciudades sudamericanas como arenas culturales. Artes y medios, barrios de Elite y Villas miseria, y urbanistas, como ciudad y cultura se activan mutuamente. Buenos intelectuales Aires, Siglo XXI, 2016.

- Escritura Conquistada. Entrevista a Luis Bravo 04/03/2021 Mate Amargo. Recuperado el 12/02/2022 de: https://www.mateamargo.org.uy/2021/03/04/escritura-conquistada-luis-bravo-uruguay-1957/

 

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