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CLEMENTE ESTABLE
23/05/1894 - 27/10/1976
Clemente Estable nació en las cercanías de la Villa de San Juan Bautista-Canelones, hoy Santa Lucía. Noveno hijo de una humilde familia de labradores, inmigrantes italianos. A los 15 años ingresó en el Instituto de Enseñanza Primaria y Normal al amparo de una beca. Al egresar se desempeñó como maestro en varias escuelas de la capital. Su interés por la ciencia lo llevó a asistir, en forma libre, a cursos de Anatomía, Neurología y Fisiología en la Facultad de Medicina. Por s u talento y laboriosidad fue nombrado por el Consejo de Enseñanza Primaria y Normal, Maestro de Conferencias. En 1921 publicó «El Reino de las Vocaciones. Fin de la Enseñanza, un comunicado a la Sociedad de Pedagogía, iniciando así otra de las líneas centrales de trabajo que marcaron su trayectoria. Al año siguiente viajó a España, gracias a una gestión de un médico amigo de la familia con el Instituto de Investigaciones Histológicas de Madrid. Una beca del gobierno español contribuyó posteriormente a su permanencia en ese país. Allí logró, por sus méritos, convertirse en un discípulo dilecto -el único latinoamericano- del director del Instituto, Santiago Ramón y Cajal. Este había recibido el Premio Nobel en 1906.
Fue una excepción que fuera aceptado dado que no tenía el título de médico. Durante dos años realizó investigaciones, especialmente sobre tejido nervioso y técnicas microscópicas. Publicó varios estudios en la revista que editaba el propio Ramón y Cajal. Uno, por ejemplo, con hallazgos originales referentes a la organización histológica del cerebelo. Luego viajó por Europa ampliando sus conocimientos en biología y sicología. A su regreso en 1925 fue nombrado profesor honorario por la Facultad de Medicina. Américo Ricaldoni, Director del Instituto de Neurología, lo puso al frente del Laboratorio de Investigaciones Histológicas en 1926, y al año siguiente fue nombrado Director del Laboratorio de Ciencias Biológicas, que luego se llamó Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable. Fue el iniciador en nuestro medio de la profesión de investigador científico. Toda una serie de investigaciones suyas, más de 150 trabajos, fue recogida en revistas especializadas, locales y del exterior. Fue presidente de la Sociedad de Biología de Montevideo, en cuyos Archivos se recopiló, durante 40 años, la biología experimental del país. En 1930 fundó con otros colaboradores la Sociedad Linneana, para el estudio de la tierra, flora y fauna de la región.
Al inicio de la década del 30, y ya reconocido como un maestro e investigador científico de renombre, estructuró un plan educativo para aplicar en el ciclo de enseñanza primaria los métodos de investigación científica, fundamentando a la vez su base pedagógica y sicológica. Este plan se conoce con el nombre de Plan Estable. Gracias a su prédica logró la incorporación en la organización administrativa del Estado de un régimen laboral, hasta entonces desconocido en el país, denominado "full time" o dedicación exclusiva (1943). Para él este régimen era una forma de vivir que demandaba, de acuerdo a sus propias palabras, "todo el tiempo y todo el hombre". A partir de 1947 recibió apoyo de la Fundación Rockefeller para sus investigaciones, publicaciones y conferencias. Fue además fundador y miembro activo de la Asociación Uruguaya para el Progreso de la Ciencia (1948-1958). En 1959 la Universidad de la República lo designó ‘Doctor Honoris Causa'. La Cámara de Diputados lo homenajeó en 1960. Dos años después, el Concejo Departamental de Montevideo le confirió la Medalla de Honor de la Ciudad de Montevideo y fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de Francia y Médico Preclaro de la Academia Médica de Roma. Fue elegido miembro de Número de la Academia Nacional de Letras el 6 de marzo de 1943. El Profesor Arturo Ardao profundizó en el pensamiento filosófico de Estable, otro de los rasgos de este hombre múltiple. Murió en Montevideo, fue sepultado con honores de Ministro de Estado.
Estable fue una de las figuras de singular valor en el nacimiento de la biología uruguaya, junto con otras personalidades, como por ejemplo, Ergasto H. Cordero (1890-1951) y Francisco A. Sáez (1890-1976). En su honor se celebra, cada 23 de mayo, el Día del Investigador, la Ciencia y la Tecnología, de acuerdo a la Ley 17.749, promulgada por unanimidad por el Parlamento Nacional en 2004.