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El Dr. Daniel Granada
Enjuto de carnes, como diría el príncipe de los ingenios españoles; corto de vista por largas vigilias de estudio; de lenguaje bien castellano y acentuado; es en lo físico el doctor Granada, un caracterizado representante de la hidalga raza de que traemos honroso origen.
En lo moral es igualmente fiel al carácter origina rio; pero la larga residencia en nuestro país, el apego á nuestras costumbres, que ha penetrado en su índole como pocos; y la ciudadanía uruguaya, adquirida con títulos y méritos sobresalientes, lo hacen considerar por todos, no un acriollado, sino un criollo de vieja cepa.
En lo intelectual, nadie le mezquina tampoco la ciudadanía natural en las letras uruguayas, y los aplausos y elogios que sus obras obtienen, se suman al caudal de triunfos de la producción literaria nacional.
De las obras del doctor Granada más conocidas y celebradas, una es el Vocabulario Rioplatense razonado, reeditado con éxito creciente, é incluido en la gran colección alemana de obras sobre lenguas y modismos americanos.
De esa obra ya he dicho en otra ocasión que es, «no sólo la más completa publicada hasta ahora sobre los modismos rioplatenses, sino que, por la erudición con que están comentadas las definiciones, resulta cada artículo ameno y lleno de interesantes noticias sobre las costumbres y caracteres del habitante de nuestra campaña, así como de la naturaleza.» Y esta opinión es de estricta justicia.
La otra obra del doctor Granada, que ha alcanzado éxito mayor que el Vocabulario y le ha dado puesto principal, sino el primero de todos, entre los folkloristas sudamericanos, es Las revistas de autoridad indiscutible en cuestiones folklóricas, como la Melusine de Francia, y hombres eminentes de Europa y América, han dado todo el valor considerable que tiene, á la erudita obra del doctor Granada, quien ha abierto un hondo surco en este campo todavía virgen en los países del Plata.
El estudio sobre la condición moral del vulgo campesino de nuestros países, que inicia el libro con base metódica, es notable por el tesoro de observaciones y la agudeza con que ha penetrado el doctor Granada la psicología extraña de nuestros criollos.
No menos admirable es la enumeración y exposición erudita de las supersticiones antiguas y modernas en estos países, desde los indígenas y los conquistadores á los habitantes actuales de la campaña.
Es obra única la del doctor Granada, para esta materia, con relación á los países del Plata; y ella bastaría para poner su nombre al lado de los de Silvio Romero y Mello Moraes, que han estudiado diferentes fases del folklore brasilero, abriendo á la ciencia nuevos caminos en el continente sudamericano, cuyos veneros tradicionalistas ofrecen tesoros inmensos al investigador y al estudioso de buena ley.
Con las dos obras que he citado, el doctor Granada ha cimentado su reputación de erudito y escritor sobre bases inconmovibles. Y por ellas tendrá en la literatura y en la ciencia uruguaya, lugar eminente. Pero no se ha limitado él á contemplar y saborear el triunfo de sus estudios y trabajos; y ya nos anuncia una nueva obra que no tardará en ver la luz, para regocijo de cuantos aprecian estas producciones de importancia y valor excepcional. La nueva obra tratará del caballo en el Río de la Plata, con relación á las costumbres campesinas, á usos prácticos y á fiestas; y también del perro cimarrón y otras particularidades que son elementos tradicionalistas ó digamos del folklore, de la esencia del pueblo en su carácter y en sus manifestaciones más genuinas, como contribución á las diversas ciencias, antropológicas, etnológicas, históricas y filosóficas.
El doctor Granada vive en el Salto, donde ejerce la abogacía, y donde todos aprecian su cultura, sus dotes morales y su carácter. Allí estudia, en su biblioteca particular, una de las más ricas y valiosas de estos países del Plata. De allí sale de tiempo en tiempo para buscar nuevos elementos de erudición en las bibliotecas de Montevideo y Buenos Aires; y para recorrer pacientemente las campañas del Uruguay, del Sud del Brasil y de las provincias argentinas, donde recoge directamente observaciones sobre la gente campesina, lenguaje y costumbres, que constituyen el interés de sus estudios.
Lleguen hasta el retiro del erudito y modesto escritor, del sabio investigador de los modismos y costumbres nacionales, estas palabras de justicia; mientras no recibe en más propicios tiempos, un homenaje más completo á su labor honrosa y de valor inapreciable para este país, que lo considera como hijo por sobrados títulos y consenso unánime.
Fernández y Medina, Benjamín, 1899: “El Dr. Daniel Granada”. El Uruguay ilustrado, 2/11: 154-155. Montevideo, marzo-01.