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Muy conocida en Uruguay, la poeta Circe Maia ha tenido escasa proyección fuera del Río de la Plata. Eso está cambiando.
CARINA BLIXEN
Domingo, 02 Mayo 2021
El País/Uruguay
Clara, audaz, difícil y hospitalaria: los adjetivos surgen juntos al querer presentar, en forma apretada, la poesía de Circe Maia. Agregar que es, a un tiempo, clásica e irreverente tal vez ayude un poco más a dar idea de la vastedad de la provocación que supone esta obra de apariencia humilde.
Maia estudió Filosofía y fue docente en esta disciplina, pero no es el pensamiento abstracto su modo de “responder al mundo”, sino la poesía. Como señalaron en los años ochenta los responsables y colaboradores de la revista rosarina Diario de poesía, su obra reniega de un lenguaje que se vuelva sobre sí mismo. Por eso la “transparencia” es posiblemente la noción más convocada en el momento de interpretarla.
Las fuentes de los variados registros de su actividad poética se encuentran —ha explicado en diversas entrevistas— en lo leído y en lo vivido. Al mismo tiempo, concibe la poesía como un acto, impulsado frecuentemente por una sensación. Es un estado que surge cuando se echa a andar la escritura. No expone ideas, pero muchos poemas tienen una elíptica estructura argumentativa. Es una manera de crear la necesidad de un lector activo, que se involucre en un razonamiento al que generalmente asiste cuando ya ha comenzado. El poema “Es así” (Presencia diaria, 1964) se inicia con la imagen de una “puerta entreabierta”, para llegar a una forma conclusiva que es paradójicamente una pregunta: “Es así: contemplamos/ retazos, trozos, sueltos.// ¿Quién sale de su fina ranura, quién se alza/ escuchando el rumor total: sonido puro/ o roto, absurdo ruido?”
Desde una perspectiva reflexiva, la poesía de Maia busca captar la maravilla del ahora, cazar el instante, recrear “pequeños paraísos imperfectos” como dice el poema de Dos voces (“Poemas de Caraguatá II”). En La casa de polvo sumeria (2011), el libro que recoge sus artículos sobre poesías y traducciones, explica, a propósito de los poemas breves de Yannis Ritsos, que “la idea poética nada tiene que ver con la abstracción lógica; no es en realidad un concepto, pero tiene su propia universalidad”, “como una idea musical muestra sus distintas variaciones”. La naturaleza está muy presente en su obra.
Es misteriosa, inabarcable como un todo y disfrutable en sus manifestaciones concretas (sobre todo árboles y plantas habitan esta poesía): es el deslumbramiento de la mañana o de una noche estrellada en el campo, es la que acerca la posibilidad de una experiencia del tiempo diferente a la escala humana, es también, la que, gracias a la observación, permite llegar a una comprensión más cabal del mundo. “La mirada detrás de las palabras” es el título de la última poesía del libro De lo visible (1998). En ella los ojos descubren el dibujo de unas ramas sobre un muro y el movimiento de las hojas como “charla aturdida” que borra las líneas. El poema termina con la captación superpuesta de lo que se ha visto y se conoce y una nueva percepción: “Las ramas estarán, sin embargo, presentes/ como mirada intensa/ detrás de las palabras”. La imagen doble, sonora y visual, es creada en una tensión multiplicada por lo que fue y lo que es, lo que parece en el instante presente y lo que se reconoce como oculto y pasado. En forma apretada, imperiosa, surge la urgencia por retener la forma viva que cambia en un lapso mínimo. El poema acecha ese momento en que todavía persiste en la mente lo que fue junto a la nueva visión que, implacable, lo desplaza.
Desde el primer libro (En el tiempo, 1958) hasta el último (Dualidades, 2014), pasando por las traducciones y comentarios de La casa de polvo sumeria (2011) esta poesía dialoga con la muerte. Los tonos son muy diversos: resignación, espanto, irreductible desconsuelo ante la pérdida de seres queridos, cordial inquisición. Esta presencia inevitable y casi cotidiana, no anula la gran vitalidad que la obra de Maia trasmite. Si hay un llamado, este es el de ir hacia afuera, a descubrir el mundo y a los otros. Es imprescindible atender a la subjetividad para lograr la precisión, para deslindar, para entender. En la individualidad está también la rebeldía. De manera concisa y luminosa esta noción se encuentra en el poema “Discrepancias” (Dos voces, 1981): “Dice la voz de la lluvia:/ —Soy la misma de hace mil años/ y de aquí a otros mil, seré la misma.// Pero una gota, rota en la ventana, no está de acuerdo.”
Homenajes, antologías
El 14 y 15 de octubre de 2020 se realizó un homenaje a Circe Maia en la Biblioteca Nacional de Uruguay. Menos de un mes más tarde, el 10 de noviembre, Jordi Doce presentó la antología de Circe Múltiples paseos a un lugar desconocido en Casa de América en el ciclo “Corriente alterna”. “Poetas hablando de poetas” (se encuentra en YouTube).
En Montevideo y en Madrid, los participantes embozados por sus tapabocas parecían integrar una misteriosa secta esotérica. Estas imágenes, secretas y desafiantes, resultan especialmente adecuadas para celebrar a una gran poeta casi desconocida a nivel internacional. El reconocimiento de su figura y su obra ha ido creciendo en Uruguay en los últimos años; pero su proyección fuera del Río de la Plata sigue siendo escasa. Algunas traducciones, y la existencia de dos antologías editadas en España, son indicios auspiciosos.
La antología de Pre-Textos preparada por el poeta, ensayista y traductor Jordi Doce (1967) tomó su nombre de un poema del libro Dos voces: “Múltiples paseos a un lugar desconocido”. Doce explicó que lo consultó con Circe y que apostó al valor explicativo de esta poesía y su encabezamiento. La laguna rodeada de árboles del poema es un paisaje familiar, pues es visitada con frecuencia. La mirada intenta recrearla, recuperar matices, imaginar detalles. El deseo de dar la suma de perfiles de las cosas es siempre válido e insuficiente: “Y aún así, aún así, sientes que la laguna escapa/ invisible, invisible, desnuda de miradas/ envuelta en sus altos árboles guardianes”.
Doce ha contado que conoció a Maia gracias a la antología peleadora de Amir Hamed, Orientales. Uruguay a través de su poesía. Siglo XX (1996). El deslumbramiento ante su poesía “escueta y pudorosa”, “una cuña de sosiego en un libro pródigo en versículos y espesuras verbales” —dice en el prólogo— lo empujó a querer seguir leyéndola (tarea no fácil en esos años). Lo hizo con el bagaje de su pasión y conocimiento de la poesía anglosajona. Entiende la poesía de Maia en el cruce de una modernidad que reivindica una “nueva objetividad”—una mirada renovada sobre el mundo libre de ideas fosilizadas—, la fascinación por las superficies —los procesos naturales, los seres, los objetos—, y la obra de Antonio Machado —su vivencia del tiempo y el rescate de una dimensión oral para el lenguaje poético. Para calibrar la pertinencia de esta decisión tal vez valga la pena recordar que el acápite del libro Dualidades (2014) está formado por estos versos de Machado: “Da doble luz a tu verso,/ para leído de frente/ y al sesgo”.
MÚLTIPLES PASEOS A UN LUGAR DESCONOCIDO, de Circe Maia. Antología poética (1958-2014). Selección y prefacio de Jordi Doce. Pre-Textos, 2019. Valencia, 256 págs.
Una selección de poemas de Circe Maia
La muerte
I
A las tres de la tarde le anocheció de
/golpe.
Se le voló la luz, el piso, las agujas
del tejido, la lana verde, el cielo.
Ves qué fácil, qué fácil: un golpecito, un
/hilo
que se parte en el silencio
a las tres de la tarde.
Y después ya no hay más. De nada vale
ahogarse en llanto, no entender, tratar
de despertarse.
Muerte, de pie, la muerte
altísima, de pie, sola, parada
sobre mayo deshecho.
(de En el tiempo, 1958)
Junto a mí
Trabajo en lo visible y en lo cercano
—y no lo creas fácil—
No quisiera ir más lejos. Todo esto
que palpo y veo
junto a mí, hora a hora
es rebelde y resiste.
Para su vivo peso
demasiado livianas se me hacen las
/palabras.
(de Presencia diaria, 1964)
El puente
En un gesto trivial, en un saludo,
en la simple mirada, dirigida
en vuelo, hacia otros ojos,
un áureo, un frágil puente se construye.
Baste esto solo.
Aunque sea un instante, existe, existe.
Baste esto solo.
(de El puente, 1970)
Poemas de Caraguatá
(Imagen final)
I
A la hora final
cada uno tendrá su pequeño paisaje
para borrar con él esa penumbra
de habitación de enfermo.
Este trozo de río no está mal, por
/ejemplo,
para guardarlo así: las costas verdes
rodeándolo, brillante, silencioso.
Y son dos movimientos:
mientas el bote avanza
sin ruido, hacia adelante,
la imagen, al contrario,
va hacia atrás, silenciosa,
abriendo el pensamiento
y ancla profundamente.
Cuando toque soltar amarras
de una vez para siempre
el viajero no habrá de ver los muros
—frascos, cama, remedios-
sino este río inmóvil
bajo la luz del sol, resplandeciente.
(de Dos voces, 1981)
Objeción de Simmias
(del Fedón Platónico)
¿Y si el alma fuera como música
y el cuerpo la lira?
Roto uno, la otra no existe
dice Simmias.
El silencio se hace en la celda.
Los discípulos callan, inquietos.
De aquel largo silencio, todavía las olas
salpican.
(de Dos voces, 1981)
Despedidas
Colores y sabores.
¿Habrá que despedirse
del gusto del limón,
su punzada en la lengua?
¿Y habrá que decir adiós al ruido de la
/lluvia?
¿Cuándo?
(de Dualidades, 2014)
Fuente: Diario El País/ Uruguay